La muerte del conocido
disidente cubano Osvaldo Payá Sardinas, fue para muchos de sus compatriotas y
su propia familia una tragedia anunciada.
Este método
de la Policía Política cubana para eliminar enemigos de la Revolución es
conocida por todos allá en la Isla.
En Cuba a los automóviles
popularmente les llaman “máquinas” y a
esa práctica de lanzarles las máquinas
encima a los que la revolución quiere eliminar se conoce como “el maquinazo”.
Cuando el sacerdote franciscano
Miguel Ángel Loredo salió de las cárceles políticas cubanas, escribió un libro
que indignó a la Seguridad del Estado y además, denunciaba constantemente los
métodos represivos de la tiranía.
Para silenciarlo le lanzaron
encima un camión a toda velocidad. No lograron matarlo, pero sufrió heridas
graves, fracturas de huesos de las extremidades y un largo restablecimiento con
silla de ruedas y muletas.
A mi compañero de prisión
Blanco, por confrontaciones con la Policía Política también trataron de matarlo atropellándolo
con un auto a gran velocidad. Se salvó milagrosamente, pero sufrió heridas y
todavía tiene las huellas de aquel intento de la Policía Política de
asesinarlo. Vive ahora en Miami: es mi
barbero.
Al conocido activista de los
Derechos Humanos, Ricardo Bofill también trataron de matarlo con el mismo
método. Nunca los agresores aparecieron ni se investigaron estos hechos.
A Laura Pollán la dirigente
de las Damas de Blanco, le lanzaron un
automóvil encima. También se salvó. Pero recibió golpes y magulladuras. La
Policía Política ordenó llevarla a un hospital donde en pocos días murió en circunstancias misteriosas e
inesperadas, atribuyendo como la causa
de su muerte a enfermedades que nunca tuvo ni padeció.
El primer intento de
asesinar a Osvaldo Payá ocurrió el pasado mes de Junio cuando viajaba con su
esposa en una furgoneta Volkswagen. Al llegar a la esquina de la Calzada del
Cerro y Rancho Boyeros, con ausencia total de tráfico, repentinamente fueron
golpeados por detrás, con tal fuerza que la furgoneta se volcó invadiendo la
senda contraria por la que
afortunadamente no transitaba vehículo alguno. El camión que con tal fuerza los
impactó, desapareció, aunque al instante un automóvil oficial llegó al lugar,
prueba de que estaban monitoreando el accidente. Osvaldo Payá no quiso
denunciar aquel atentado contra la vida de su esposa y la de él.
Ya varias veces, le habían
dicho que iban a matarlo. Y lo lograron al mes siguiente con el mismo método
del maquinazo.
La hija de Payá declaró que
el español y el sueco que iban en el asiento delantero del automóvil, tuvieron
tiempo de enviar un mensaje de texto desde
sus teléfonos diciendo que otro vehículo
los estaba embistiendo y tratando
de sacarlos de la carretera…Quizás pensaron que los cuatro morirían….
Los dos extranjeros son
ahora la preocupación de la Policía Política. Están acusando al español que
conducía el auto, de ser el culpable de la muerte de Payá y del disidente
Harold Cepera que también viajaba en el asiento trasero.
El sueco estaba incomunicado,
y no le permitían hablar con los diplomáticos de su país. Ya el español ha sido
encausado como culpable del “accidente”.
A los dos les harán firmar
declaraciones diciendo que la culpa fue
de ellos, que nunca existió ningún vehículo tratando de sacarlos de la
carretera; les filmarán haciendo las declaraciones en su propia voz…. ¿Pero qué
pasará cuando los dos regresen a sus respectivos países…?